Presentaciones

Cambrils 23 de Agosto de 2008, ha llegado el día.

De pié, nerviosa, siento el murmullo de la gente que me rodea, aunque acompañada por mi amiga siento que he venido sola, la cita es solo entre tu y yo. Poco interés antes de tu aparición, música suena a mi alrededor, pero mis ansias solo son por ti.

De repente, finaliza aquello que se hizo eterno por unos momentos. Movimientos rápidos en el escenario, nada puede fallar. Mil preparativos para que todo sea perfecto. La música suena en mi pecho junto al latido de mi corazón, mientras una enorme cascada de cristales agrupados se eleva ante mis ojos, en un lateral del escenario. Telas doradas, escaleras sugerentes, una bonita silla donde posarte, una larga pasarela... ¡Todo listo para nuestra presentación!

¡Sí! Las luces se apagan, humo denso, retumban los altavoces. Mi pulso se acelera, mis piernas se mueven incesantes al ritmo de la música, la gente se amontona a mi alrededor, pero no pienso moverme ¡NO! Éste es mi sitio, aquí me he atrincherado, para no perderme ni un solo detalle de nuestra presentación y en éste metro cuadrado voy a permanecer sin desplazarme ni un milímetro.

Dos largas horas de espera, y al fin... Se enciende esa maravillosa luz de cistal, junto a todas las demás del esqueleto metálico que te protege y te eleva. Aparece todo el mundo, pero tu no estás, te busco, intento adivinarte por alguna parte, escondida en algún rincón, pero no... no hay suerte, no te veo. De repente, oigo tu voz, eres tu... ¡ERES TU! Y... tu larga melena roja como el fuego surge al otro lado de la pasarela, te acercas desafiante hacia todos nosotros, sin miedo y con confianza, sabes que estamos aquí por ti. Oigo las primeras letras que emergen de lo mas profundo de tu garganta y toda mi anatomía experimenta una mágia que no puede explicarse con simples palabras. ¡Eres la Diva que siempre imaginé! ¡Mi vampira preferida!

Encorsetada en ese minúsculo vestido, sin ningún tipo de complejo, sabes que tienes duende... Cuánta energía concentrada en un metro cincuenta, cuanta sinceridad en tus palabras, cuanta verdad en tus gestos, en definitiva el ¡Huracán Mexicano!

Alzo mis brazos, los agito, grito tus letras y muevo todo mi cuerpo a tu ritmo, el que tu marcas para todos nosotros, hago todo para sentir en cada poro de mi piel las sensaciones que transmites. Tu no me ves, pero a mi me ha encantado nuestra primera cita, prometo que nunca la olvidaré.

Y como todo lo bueno tiene un fin, ésto no iba a ser menos, y como los grandes cafés, se me hizo corto, pero realmente intenso. Luces apagadas, espero que desaparezcas y me despido con un "hasta la próxima".

"Adiós adiós adiós, volveremos a vernos..."