Trepas... Trepas por mi cuerpo cómo una araña...
Tejes... Tejes y me envuelves cuál presa...
Atacas... Atacas y te metes en mis entrañas...
Hurgas... Hurgas y despiertas mi bestia...
Salvaje, en salvaje me convierto cada vez que tu mirada me dice que vienes a por mi...
Esos días, en los que nos sentíamos tan cerca sin tan solo vernos... Esos días en los que el deseo podía más que la distancia... Días en los que tu y yo soñabamos con nuestros alientos, oyendonos jadear a través del auricular...
Acariciarme suave, mientas me indicas las cordenadas...
Me gusta cuando tu voz se oye entrecortada, tu respiración no es acompasada y se detiene... para volver a cojer el ritmo...
Excitados a más no poder, nos escondemos de la gente para saciar nuestra sed...
Cualquier lugar se presta, un pequeño escondite basta... para meter mi mano dentro de mi pantalón, mientras me explicas cómo me lo quieres hacer...
Y te digo, con voz aterciopelada, que me muero de ganas por comerte, lamerte y beberte... Puedo sentir tu pálpito... ¡¡¡Y no sabes cuánto me gusta!!!
Sólo alimentamos un poco más nuestras ganas, nuestra ansia, nuesto deseo... el morbo que nos envuelve... esas dos sílabas somos nosotros, que separadas quizás no dicen nada, pero cuando se juntan todo cobra sentido...
Y así, de este modo, van creciendo nuestras ganas, nuestra sed...
... Hasta que pueda devorarte de nuevo...
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