
Suave, ¿qué es suave? Suave es tierno, suave es dulce, suave es ... sentimiento, sensación. ¿Cuántas cosas en ésta vida nos pueden parecer suaves? Una mirada en el momento indicado, esa mirada que todas andamos buscando cuando la tristeza nos invade, y nos da igual de quién provenga, solo necesitamos esa mirada. Una caricia, la caricia que nos hace estremecer, que provoca que las mariposas que revolotean dentro de nuestra tripa se desplacen al enorme iceberg que todas escondemos entre las piernas, ¡qué sensación tan mágica y agradable! Suave puede ser la sonrisa inocente, la que hace, que nuestros ojos vuelvan a brillar de esa forma que solo un niño pequeño nos puede mostrar, el brillo de la inocencia, de la bondad, de la sorpresa... Lástima que a nosotras solo nos dure unos instantes, pero ya por ese maravilloso momento, merece la pena que nos brillen. Un abrazo, sentirse rodeada y agradablemente atrapada de unos grandes brazos que nos proporcionan la sensación de protección, es una suavidad especial, la suave percepción de la seguridad. Besos suaves, en los labios, cómo flores de algodón al ser separadas, el roce suave de los labios carnosos, esos que hacen que cada poro de nuestra piel se dilate. Qué dulces saben esos besos, cuanto más pienso en ellos, más añoro esa sensación, hace muchos días que no la experimento, y me encantaría recordarla de nuevo.
Suave es sentirse amado, deseado. Suave es delicado, frágil dentro de su maleabilidad. Suaves miradas, sonrisas, caricias, besos, abrazos,... Todo es suave cuando surge del sentimiento verdadero, sin fingir, simplemente dejar que surja, entonces y solo entonces es suave.
Déjame sentir tu suavidad un día, una tade o una noche más.